martes, 3 de junio de 2014

Perdón

Perdón por no escribir, que hace muchísimo que no escribo porque estoy con muchos exámenes. Besos para quien me lea :)

martes, 29 de abril de 2014

Capítulo Tres | La Revelación

-No puede ser. No puede ser -murmuró Doira buscando a su hermana-. ¡Estaba aquí! ¡Todo ha sido por tu culpa!
-¿Qué? -exclamó Melión, claramente ofendido-. ¡Yo no he sido el que se ha tirado a tus brazos!
Caminaron un rato por el bosque, al tiempo que llamaban a Nahirana rogándole que volviera a casa, y sobre todo a La Cosecha. Cuando ya llevaban un rato buscándola vieron aparecer a una persona corriendo, pero no era Nahirana, sino India, la mejor amiga de Doira, sorteando las ramas.
-¡Chicos! ¡Doira! ¡Melión! ¡La Cosecha, ha empezado! -gritó esta casi sin aire-. Doira, si no vuelves ya no te va a tocar nada de comida, tienes que estar en el Sorteo.
-No puedo. Estoy buscando a mi hermana -dijo tajantemente la chica.
-Doira, piensa por favor -suplicó su amiga-.Es la comida de tu familia, de todo un año. Tienes que estar allí.
-Melión, ve tú por mí.
-De acuerdo, veré lo que puedo hacer -hizo una pausa-. No lo sé, no te aseguro nada.
-¡Gracias Melión, muchas gracias! -le abrazó, profundamente agradecida.
Mientras que Melión e India se marchaban rápidamente a La Cosecha, Doira continuó la búsqueda, hasta que cayó la noche, sin resultados. Pensó en volver a su casa, pero era muy tarde y le daba miedo atravesar el bosque, oscuro y misterioso. Además, ella conocía un sitio para dormir. Se trataba de dos piedras muy grandes juntas y otra encima, una especie de cueva. Al menos no tendría que dormir al raso. Era su lugar favorito del bosque y a menudo iba allí, hasta se había llevado una manta para cuando estuviera mucho tiempo. Doira se quedó hasta muy tarde pensando en su hermana, en su madre Reina, y la comida de La Cosecha, pero cuando se durmió tuvo un sueño muy extraño que no tenía nada que ver con Varku, su pueblo, ni con ningún habitante, ni siquiera con Melión, pero que de alguna forma le resultaba familiar...

Abrió los ojos lentamente. ¿Qué era aquello que había perturbado su descanso? Tal vez un animal nocturno, quizás las primeras gotas de rocío del amanecer... Pero no, no era nada de aquello. De repente lo vió. Era un pequeño hombrecillo del tamaño de su dedo pulgar que revoloteaba alrededor de su nariz con impaciencia.
-Hombre, ¡por fin te has despertado! Me ha costado mucho, y no creas que yo aguanto muchas cosas de estas.
-¿Qué? ¿Cómo? ¿Quién es usted?
-Mi señora, yo no soy más que un mensajero de su patria, que, ahora que su primo Laaw ha fallecido la reclama.
-¿Mi señora? ¿Mi patria? ¡Yo no conozco a ningún Laaw! ¡Yo solo soy una chica de catorce años, granjera, y desde luego no soy señora de nadie! -exclamó Doira enfadada y confusa.
-Mi señora, es el momento de La Revelación -Doira escuchaba, aunque extrañada, el discurso del hombrecillo atentamente-. Su nombre no es Doira, si no Luciérnaga, que ilumina la noche y el camino. Señorita, es usted una reina, la nueva reina de Tuges, su mundo.
-¿Yo reina? ¿Esa no es mi madre?
-Señorita, necesito darle esto.
¿Qué es? -cuestionó la chica con curiosidad.
El mensajero sacó de un diminuto bolsillo un pergamino atado con una cinta azul claro.
-Lealo.
Doira lo leyó despacio, y muy sorprendida le preguntó:
-¿Debo marcharme ahora mismo, según dice aquí?
-Debe ser fiel a sus orígenes ¿no?

La primera luz de la mañana la despertó, dándole en los ojos. Se los frotó con una mano, y a la vez fue recordando cosas, supuestamente un sueño que había tenido relacionado con un mensajero y una reina de un mundo muy extraño llamado Tuges. Decidió no pensar más en ello y con la mano que le quedaba libre se apoyó en el suelo para levantarse, pero al hacerlo, algo que estaba encima de su tripa cayó al suelo rodando. Era un pergamino atado con una cinta azul.

martes, 22 de abril de 2014

Capítulo Dos | Desaparición

En los terrenos cultivados donde se iba a celebrar La Cosecha ya había algunas personas, entre ellas India, la mejor amiga de Doira, que acudió corriendo hasta ellos.
-¡Hola Doira! ¿Qué tal Nahi? Melión -dijo haciendo una especie de reverencia con la cabeza-.
-El placer es mío, India. Estáis hoy muy bella, señorita -replicó con unas palabras muy parecidas a las que había dirigido antes a Doira-.
India le dedicó una sonrisa algo extraña, y, agarrando el brazo de Doira le instó a que fueran a dar un paseo hasta que comenzara la ceremonia, dejando a Nahirana y Melión solos.
-Pero ¿qué haces? ¿Estás loca? ¡Cómo se te ocurre dejar a mi hermana y a Melión ahí! -gritó Doira furiosa-.
-Doi, acabo de descubrir una cosa.
-Cuéntame, ¿qué pasa? -murmuró Doira con intriga-.
-Verás...bueno, jura que no se lo contarás a nadie -susurró misteriosamente India-.
-Indi ¡venga!
-Júralo por La Cosecha -dijo con un tono tajante-.
-Lo juro, pero ¡cuéntamelo ya! -Doira alzó la voz, y una viejecita, amiga de su madre la miró-.
-Melión... Bueno, te está mintiendo.
-Me estás diciendo que el chico del que llevo enamorada toda la vida es... ¿malo? -preguntó Doira, incrédula-. Le conozco. Le quiero. Confío en él. No me vas a hacer cambiar de opinión.
-Doi, sabe que eres mi mejor amiga, pero no soporto cuando eres así de cabezota. No, no quería decir que fuera malo. Es diferente: Te está mintiendo, bueno, mejor dicho, hay algo que te está ocultando.
-Explícate -dijo Doira con un tono exigente y alzando una ceja, escéptica-.
-Es que... Melión y tu hermana son novios -confesó por fin India-.
-¿Qué? -gritó Doira, quedándose de una pieza-. ¡No puede ser! No, no, no, no... ¡Mi hermana nunca me haría eso! -gritó echándose a llorar-. ¿Cómo lo sabes?¡No te creo!
-¿Por qué no?
-Ah claro... -murmuró atando cabos-. Por eso al venir a aquí mi hermana me miraba mal ¡No soportaba que tonteara con su novio! Por eso a ella nunca le decía piropos conmigo delante, ¡no quería que yo descubriera que están juntos! Pero... No puede ser, ¡no puede ser! -sollozó, presa de la desesperación, y de un sentimiento nuevo que empezaba a aflorar en su corazón: la ira-. ¿Dónde están? ¡Quiero verlos y me lo pagarán!
-No, Doi no lo hagas -dijo su amiga abrazándola-.
Pero la chica del vestido verde, ahora empapado, lleno de lágrimas se zafó de ella y echó a correr hacia donde habían estado ellos minutos antes. Indi la siguió, pero en el lugar donde se habían quedado Melión y Nahirana solo se hallaban Melión y Doira, esta última desatada, gritándole al chico.
-Yo te quería -dijo amargamente- y nunca te diste cuenta. ¡Yo te amaba como nadie!
-Doira, tu hermana y yo estábamos destinados.
Abrazó a la chica, consolándola, y ella le correspondió con fuerza diciendo:
-Te quiero.
-Doi, no.
-Dime que me quieres, aunque solo sea como amigos.
-Te quiero como amigos, tu lo sabes.
- Oye, Meli, ¿alguna vez tendré oportunidades?
-No lo sé, yo... Si me gustas pero... Estoy con ella -murmuró apenado, dirigiéndole una mirada de disculpa-.
-Por cierto, ¿y mi hermana?
-Se fue hace un rato con Dyanet, no volverá hasta dentro de... -no acabó la frase porque en aquel momento apareció Nahirana, que se quedó atónita al ver a Doira y a Melión juntos.
-¡Melión! ¡Doi! ¿Lo sabe?
Melión asintió con la cabeza.
-Entonces es más increible que la estés abrazando entonces. ¡Eres lo peor!
-No, Nahi, mi amor -Doira le disparó su mejor mirada de odio-. No es lo que piensas.
-¿Qué es, entonces? No, prefiero no saberlo. ¡Te odio, te odio!
Dio media vuelta, y, corriendo, se internó en la espesura del bosque, mientras que Melión, Doira, India y Dyanet, su amiga, se quedaron muy sorprendidos, sin poder hacer nada por detenerla.

domingo, 13 de abril de 2014

Capítulo Uno | La Cosecha

Doira despertó pronto, muy pronto. Abrió los ojos: primero uno, luego otro. Sintió mucha emoción, ¡Aquel era un gran día! Se levantó y muy rápidamente se vistió. Se puso su vestido verde lima, conjuntando con unos zapatitos verde claro. Al ser un día especial se colocó el cabello envuelto en un paño, y bajó a desayunar. En el momento en que estaba acabando de comerse las gachas que se había preparado, entraron su hermana pequeña Nahirana y su madre en la humilde cocina.
-Madre, Nahi, me voy a La Cosecha.
-Si, hija, por favor, recoge mucho, que el año pasado... Ya sabeís lo que pasó...
Madre e hijas bajaron la mirada, apesadumbradas. El año anterior había habido una mala cosecha, con poco grano, y a consecuencia de esto habían muerto el padre y dos hermanos de Doira, una gran pérdida para la familia, y un duro golpe para Reina, su madre.
-Mamá, eso no se volverá a repetir, te lo aseguro. No mientras yo esté aquí -dijo con un brillo de decisión en la mirada y dándole un gran abrazo a su madre-.
-Nahi, hija, ve con tu hermana.
-De acuerdo mamá -murmuró esta-.
Las dos hermanas salieron a la calle cuando los primeros tímidos rayos de sol empezaban a despuntar por el horizonte. Anduvieron calladas un buen trecho, pensando, pero no en lo mismo. Mientras que la pequeña, Nahirana pensaba en aquel día tan importante, la propietaria del vestido color lima pensaba en su amor platónico, Melión. Al final Nahi, rompió el hielo.
-Dime, Doi, ¿en qué piensas?
-En... nada.
-Doira, no me digas que estás pensando en... -Nahirana dijo la palabra mágica- Melión.
-Nahi, por favor ¡deja de decir tonterías! -gritó su hermana ya un poco enfadada-.
-He visto como le miras, y como te mira él -murmuró con rencor, y es que había algo que Doira no sabía: Que ambas estaban enamoradas del mismo chico- ¿Acaso crees que soy tonta? Pues no -dijo esto un poco más bajo, y su hermana no lo oyó-.
Sobrevino un silencio muy incómodo, y antes de que Doira pudieran replicar vieron a Melión acercarse. En tanto que la más pequeña corrió hasta él con su vestido violeta ondeando al viento la otra se quedó clavada en el sitio observando sus rasgos. Eran demasiado hermosos: pelo castaño y unos extraños ojos de color gris, que siempre habían encandilado a las dos hermanas, complexión fuerte y muy alto.
Comenzó a andar tranquilamente, observando a Nahirana y a Melión charlar animadamente, mientras que un ligero rubor cubría sus mejillas. Llegó hasta ellos caminando calmosamente y Melión la saludó con una inclinación de cabeza mientras que le besaba la mano, costumbre en el pueblo cuando los hombres cortejaban a las mujeres, al mismo tiempo que le decía esto:
-Mi bella dama Doira, está hoy usted muy hermosa, demasiado para alguien como yo.
El rubor de sus mejillas se hizo más intenso, y por un momento su cara fue de felicidad. Recobrando la compostura le dijo:
-Melión, no te hagas fino, todos sabemos que lo eres poco.
-¡Pero bueno! Nahi, cuéntale a tu hermana lo primero que te he dicho.
-Me ha dicho que eres tremendamente linda y que esta mañana lo estabas aún más -murmuró Nahirana con envidia-.
Lo estaba. Siempre lo había sido.Tenía el pelo rubio ceniza, pero sus ojos eran mucho más especiales. Eran verdes, eran marrones, eran amarillos, también parecían contener el mar dentro, y tenían brillos negros.
-Gracias Melión -dijo alegremente. Doira nunca había sido una chica presumida, y por eso aceptó el cumplido con una sonrisa pero sin creérselo.
Y así, entre risas, piropos y las miradas de odio que le dirijía Nahirana a su hermana llegaron a los terrenos donde iba a tener lugar La Cosecha.

sábado, 12 de abril de 2014

Primera entrada

Y, bueno, este es un nuevo blog, de una niña de 14 años. ¿Qué no es mucho? Lo se, pero es que yo soy muy aficionada a esto, a los blogs y a expresar mis pensamientos de esta manera: privada, anónima, casi oculta, aunque, ya sabeis mi nombre jeje.
Pues allá va: Tengo 14 años, como ya os he mencionado, vivo en Madrid y me encanta escribir, historias que se me ocurren, a veces también mis vivencias. Por eso, si para quien lea esto, gracias, porque para mi esto de escribir es muy importante. Bueno, y hasta aquí la primera entrada. Un beso, y gracias para quien me lea.